¿De qué planeta viniste, mandril cósmico?

Por: Eulalio Meaurio

En el año 3.978 una nave espacial procedente de la Tierra realiza un aterrizaje forzoso en un planeta desconocido. Los astronautas, al mando del coronel George Taylor (Charlton Heston) inspeccionan los alrededores y descubren que en este planeta los seres inteligentes y especie dominante son unos simios que han desarrollado una civilización compleja.

Los humanos de ese mundo, en cambio, tienen facultades sociales muy poco desarrolladas, son incapaces de hablar, son cazados y tratados como ganado por los simios dirigentes.

La futurista película El Planeta de los Simios, encontró su prólogo en el planeta tierra un 25 de abril de 2009. Allí, un mono del futuro, que en la era actual adoptó el nombre de Marcelo Edgar Insfrán, que también tiene el don del habla, se calzó la casaca número 16 de Agrofor y redimió a los humanos vestidos de azul que lo enfrentaron en un partido de fútbol. Y no sólo a los rivales. Después de haber descollado con una actuación para 11 puntos en la escala del 1 al 10 (proyecciones constantes por su carril, anticipos, 4 goles desde distintos ángulos y precisión en los pases) se descolgó con un insólito comentario ante los micrófonos: “A lo último me quería tirar al piso para recuperar la pelota porque me sobraba aire”. Una bofetada al orgullo de alguno de sus compañeros que hoy están sumergidos en antiflamatorios y payés de curanderas para recobrar algo de sensibilidad en sus malogradas anatomías.

Al igual que en la película, al menos por un día, los humanos fueron subyugados por un mono. Para deleite del Doctor Zaius y el científico Cornelius, figuras estelares del film El Planeta de los Simios.

La nota debería terminar ahí. Pero por contrato tengo que agregar que el partido entre Agrofor y Juniors se jugó a un ritmo de Premier League. Ese ida y vuelta le hizo bien al espectáculo, pero causó destrozos en la solidez defensiva del actual campeón. Tres goles en un solo tiempo calaron hondo en el esquema que, para más angustia, deberá rearmarse por las bajas de cara al próximo sábado.

También hubo tiempo para ver los goles del Japo, Gastón (a pase del Foco, lo que despertó en la hinchada un atronador ya lo veo/ya lo veo/ se juntaron/ los floggers y los emos) y el Flaco Enrique (pudieron ser dos, pero el lineman atentó contra la racha diabólica del ex Estudio), que sellaron el histórico 7-4.

Un cierre para festejarlo por todo lo alto. En la copa de un árbol gigante, como le gusta a la Negra Insfrán.