Una cáscara de banana en el camino

Por Eulalio Meaurio (desde la clandestinidad)

Al igual que el San Lorenzo del ingeniero Manuel Pellegrini, después de una larga racha sin caídas, se rompió el invicto. La prensa amarilla estaba esperando este traspié. Y se les dio. Agrofor no pudo detener al único jugador que creaba juego en el equipo rival, y se fue la posibilidad de sumar en la adversidad. No estaban algunos de los habituales, y el esquema debió flexibilizarse. Tanto, que se quebró.

El partido siempre fue incómodo para el actual campeón. Metieron 5 cambios, todos del mismo nivel. Lo que provocó un gran desgaste para un plantel que sólo tenía un relevo.

No fue la única causa de la caída. No salimos con claridad del fondo y los del medio estaban muy contenidos. Los puntas le metieron sacrificio pero no salió nada. Ni siquiera al final, con un tiro cruzado del Cabeza que sacó en la línea un defensor de los contadores. Tampoco entró la del Japonés en el minuto final, sólo en el área chica.

De afuera la hinchada se impacientaba y veía con resignación que la bola se resistía a besar la red de Contadores L.

Pero como dijo Bernardo Neustadt en un medio partidario de Racing Club de Avellaneda, allá por los 60, “perdimos bien”. Después lo quisieron matar los hinchas de la Acadé. No lo hicieron y ahí tienen: “Tiempo Nuevo” durante décadas en la pantalla chica.

La crónica podría detenerse en detalles sin sentido, y en sobradas explicaciones, pero este cronista esta en plena mudanza y el plomero le pide que le corte la llave de agua.

Quedan 5 finales. No se puede regalar más. No es una consigna, es una imposición. Vamos a la liguilla y en el mano a mano, el naranja siempre es el color que más brilla.