La punta que lo parió

Charles Bukowski fue un genio, borracho, pendenciero y, como tal, poeta. Cuando le daba por conceptualizar difícilmente le erraba. “La gente piensa que ciertos rostros son hermosos, pero, realmente, no lo son. La verdadera belleza, por supuesto, viene de la personalidad". Y agrega: “La fealdad no existe. Hay algo llamado deformidad, pero la simple fealdad no existe".

¿Pensaría lo mismo el autor de La maquina de Follar si hubiera presenciado el espanto que protagonizaron Agrofor y San Francisco el último sábado?

No lo sabemos. Otro loco, Carlos Salvador Bilardo, diría que el 0 a 0 es el partido perfecto. Este cronista, no coincide.

Lo cierto es que más allá de rastrear momentos emotivos del último juego, lo importante para el naranja será demostrar el temperamento necesario para sobreponerse a los obstáculos extra futbolísticos que opacan su brillo habitual.

Renuncia del entrenador, lesiones, expulsiones, campañas políticas, excesos de la noche y las molestias físicas de algunos muchachos conforman un cóctel explosivo en potencia a tener en cuenta para actuar en consecuencia.

El nuevo rompecabezas empieza por la defensa. A las bajas de Joaquín y el Negro, se suma la lesión de Dani Gunter (duda para el sábado). La última línea, voluntariosa pero improvisada, deberá ganar experiencia aceleradamente y garantizar el cero en el arco que defiende la Foca ¿Cómo? Con partidos y achicando el margen de error.

Del medio para adelante están casi todos, pero Agrofor difícilmente puede armar el mismo equipo. Un detalle suplido con esfuerzo, que se presenta como un nuevo desafío.

Según el almanaque se viene el invierno. Y con el frío la flojera. El camino al aburguesamiento es el más fácil ¿Prevalecerá el compromiso, las ganas de conseguir el TRI? De todas formas, bajo este panorama, nadie tiene más que el naranja. Pero hay que seguir demostrándolo en la cancha.